martes, 9 de agosto de 2011

"LOS DÍAS DE LA IRA"


Guiados por el capitán Mercurio Bua, nos asaltaron por la espalda, después de haber atravesado a nado el río Piave.
Entraron en el patio interno del castillo y  mataron a todos los soldados. En dos horas se habían hecho dueños de la situación. 
Mercurio Bua nos mantuvo vivos a mi, a Colle y a Doglione.
Estaba seguro que conseguiría hacerse pagar un buen recate.
Nos encerraron en la parte subterránea de la torre mayor, mientras los mensajeros de Bua andaban a reclamar  los rescates. Después de cuatro días el Griego, satisfecho de las cantidades recaudadas en Belluno, dejó irse a los dos capitanes.

Jerónimo Miani quedaba sólo, herido, enfurecido, humillado. Con una carrera truncada ya antes de empezar.

De Venecia no llega ninguna  respuesta al hambre de "ducados" de Mercurio Bua. 
Cansado de esperar, levantó el campamento y me llevó con el, para reunirse con el resto del ejército imperial. Acostumbrado a cabalgar, hacía un esfuerzo enorme para tirar adelante a pie, con cadenas en los tobillos y en las muñecas y una gruesa bola de cañón colgando de un estrecho círculo de hierro alrededor del cuello. Pasaban los días desplazándonos de un lado a otro. No sabía a donde estaba andando, porque no había pasado jamás por aquellas zonas.  Había perdido la noción del tiempo.

Lorenzo Netto 
de " Io , Girolamo"
Traducido de la Revista "Vita Somasca"
Anno LIII-Nº 155
Aprile - Giugno
Nº 2 - 2011
p. 6

lunes, 8 de agosto de 2011

"DIRUPISTI VINCULA MEA" - (ROMPISTE MIS CADENAS)


Los biógrafos del Miani y una vieja tradición de quinientos años nos remandan a que Jerónimo, después de su captura, permaneció un mes en los subterráneos del Castillo de Quero, a la espera de que su familia o la República de Venecia pagase su rescate. Pero sigue siendo un hecho extraño e inexplicable, que ninguno se haya movido.
Entre los recuerdos que fluyen como una película en la mente de Jerónimo, uno en particular tomaba cada vez más cuerpo.
¿Y sí fuera verdad aquello que su madre Dionora le decía cuando era pequeño: "Recuérdate que cuando yo ya  no esté, en el cielo hay otra Madre más fuerte que yo, que se hará cargo de ti, basta con que tu la invoques."?
Con la fuerza de la desesperación se agarra a este ancla de salvación.
Vence a sí mismo, hace un acto de fe y probablemente una promesa. María le toma la palabra. Baja a la prisión, le entrega la llave para liberarse de los cepos y la de la puerta de la prisión, para huir. Preso de una fuerte emoción y como si estuviese soñando, en un instante se encuentra fuera. Imposible pasar inadvertido.
Los asentamientos son tantos y por fuerza es necesario atravesar el campamento.

sábado, 6 de agosto de 2011

ARTÍCULO DEL PADRE GENERAL


Un carisma que cumple 500 años en la Iglesia y en la sociedad
Los Padres Somascos no pueden pasar por alto el acontecimiento protagonizado hace ahora 500 años por Jerónimo Emiliani, su Fundador, la noche entre el 27 y el 28 de septiembre de 1511.
Porque aquella noche fue, para ellos, la realización de ese actuar reservado de Dios, que «va construyendo poco a poco su propia historia a través de la historia de la humanidad». Sirviéndose de María, Madre de las Gracias, Dios, rico en misericordia, llama al corazón de Jerónimo -un joven soldado de la Serenísima República de Venecia- y lo prepara para formar parte del grupo de grandes santos del siglo XVI, «que son, a su vez, otras tantas irrupciones del Señor en la historia embarullada de un siglo que estaba yendo a la deriva al alejarse de Él».
Ese acontecimiento providencial no es más que un pequeño episodio que se enmarca en la larga y despiadada guerra que la República de Venecia, en la cumbre de su poderío, mantuvo contra todas las potencias europeas desde 1508 (La Liga de Cambrai) hasta 1516 (la paz de Noyon).

Jerónimo Emiliani, joven patricio veneciano, había conseguido que el Consejo Mayor le asignara, a la edad de 25 años, la regencia de una fortaleza situada en la cabeza del valle del Piave: Castelnuovo de Quero. Se presentó allí en la primavera de 1511, y se ocupó de su fortificación. Pero sus sueños de gloria se esfumaron al amanecer del 28 de agosto de ese año, cuando la guarnición de la fortaleza tuvo que rendirse ante la superioridad de las fuerzas aliadas. El regente fue arrojado en el calabozo y allí permaneció, encadenado y desesperado, un mes entero. Y durante la noche que va del 27 al 28 de septiembre, en el corazón del prisionero renacía la esperanza, debido a un hecho totalmente inesperado.

miércoles, 3 de agosto de 2011

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI A LA ORDEN DE LOS PADRES SOMASCOS


Con gran complacencia he venido a saber que esa Orden se dispone a celebrar, con un año jubilar, un aniversario feliz e importante de su historia y de su carisma. Pues, efectivamente, el 27 de septiembre próximo se recuerda el V centenario de la prodigiosa liberación de la prisión de su Fundador, san Jerónimo Emiliani, patrono universal de los huérfanos y de la juventud desamparada, por obra de María Santísima: un acontecimiento prodigioso que modificó el curso de una vivencia humana y, a la vez, dio origen a una experiencia de vida consagrada muy significativa en la historia de la Iglesia.

La vida del laico Jerónimo Miani , veneciano ,fue , en un cierto sentido , " reconstruida " la noche del 27 de septiembre de 1511, cuando, tras prometer sinceramente con voto a la Madonna Grande de Treviso que cambiaría de conducta, se vio libre , por intercesión de la Madre de Dios, de los grilletes de su prisión, que, luego él mismo depositaría a los pies del altar de la Virgen .

"Dirupisti vincula mea" (Sal 115,16). Este versículo del salmo refleja la auténtica revolución interior que se produjo tras esa liberación, relacionada con las tormentosas vicisitudes políticas del momento. Pues ella, en efecto, supuso una renovación integral de la personalidad de Jerónimo, el cual, por intervención divina, fue liberado de las ataduras del egoísmo, el orgullo y la búsqueda de afirmación personal, hasta el punto que su existencia, que antes se centraba preferentemente en las cosas temporales, se concentró únicamente en Dios, amándolo y sirviéndolo de manera especial en la juventud huérfana, enferma y desamparada. Iluminado por los acontecimientos familiares, a causa de los cuales se había convertido en tutor de todos sus sobrinos, huérfanos, san Jerónimo fue percibiendo que a la juventud, especialmente a la que lo está pasando mal, no se la puede dejar sola, que necesita, para crecer sana, un requisito fundamental: el amor. Y en él , desde luego, la capacidad de amar superaba su ciencia; y dado que ese amor brotaba de la mismísima caridad de Dios, rebosaba paciencia y comprensión: era atento, lleno de ternura y dispuesto a cualquier sacrificio, como el de una madre.

La Iglesia del siglo XVI, dividida por el cisma protestante, en una búsqueda seria de su propia reforma, incluso desde dentro, se vio desbordada por tal reflorecimiento de la santidad que ésta se convirtió en la primera y más original respuesta a esos deseos de renovación. El testimonio de los santos confirma que hay que confiar en Dios sólo: pues las pruebas, tanto individuales como institucionales, sirven para acrecentarla fe. Dios tiene sus propios designios, incluso cuando no llegamos a entender sus disposiciones. La atención a la juventud y su educación humana y cristiana, signo distintivo del carisma de los Somascos, sigue siendo uno de los compromisos de la Iglesia, en cualquier época y en cualquier lugar. Es necesario quelas nuevas generaciones puedan crecer alimentadas no sólo con nociones culturales y técnicas sino, sobre todo, con amor, capaz de vencer el individualismo y el egoísmo y de hacerlas sensibles a las necesidades de cualquier hermano o hermana, incluso en aquellos casos en los que no pueden pagarte; es más: muy especialmente en esos casos. 
El ejemplo luminoso de san Jerónimo Emiliani, al que el beato Juan Pablo II definió como "laico animador de laicos", nos empuja a ocuparnos de cualquier forma de pobreza de nuestra juventud: moral, física, existencial, pero, sobre todo, de la pobreza de amor, raíz de todo problema humano serio.

Nos seguirá guiando con su apoyo la Virgen María, modelo insuperable de fe y caridad. Y de igual manera que soltó las ataduras de las cadenas que mantenían prisionero a san Jerónimo, quiera Ella, con su maternal bondad, seguir liberando a todas las personas de las ataduras del pecado y de la prisión que supone una vida privada de amor a Dios y a los hermanos, y ofreciéndonos las llaves que nos abren, a nosotros, el corazón de Dios, y a Dios, nuestro corazón.

Con estos sentimientos, para Usted, Reverendo Padre, para todos los miembros de la Familia Somasca y para cuantos se unan con fe a las celebraciones jubilares, imparto una especial Bendición Apostólica.


En Castelgandolfo , a 20 de julio de 2011.




Podéis también acceder a la versión original publicada en la Página web de la Santa Sede: 


http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/pont-messages/2011/documents/hf_ben-xvi_mes_20110720_moscone_it.html